Llevo tiempo sin escribir y, como podeis suponer, es que ando mas liado que un trompo por problemas ajenos al mundo de la marcha. Ahora mismo es mi fuente de desahogo y el machacar kilòmetros me está viniendo bien para soltar estrés.
Ahora mismo estoy en San Roque, mi pueblo de crianza, aunque no estoy aquí por motivos vacacionales. Algunos piensan que, como mi caché ha subido, que ya no me junto con la "plebe", y nada más lejos de eso. De hecho, el plan inicial era estar este puente con mi amigo Rubén sirviéndole de esparring para volver a entrenar.
Esta mañana me tocaba un rodaje largo y me he ido al primer circuíto de ruta que usé en San Roque, el último kilómetro antes de llegar al Pinar del Rey. El asfalto está igual de mal que antes y creo que incluso falta arcén o es impracticable, pero me ha gustado volver a sufrir en aquella ruta.
Imaginaos hace 21 años, que no había gps ni odómetros a mi disposición y tenía uno que fiarse de los puntos kilómetricos, conocidos como "mojones", que señalaban un kilómetro exacto según el MOPU de aquella época. Tenía curiosidad de ver la distancia exacta que tenía ya que se que aquello no era un kilómetro exacto ni de coña ya que alló conseguí hacer marcas como 23:32 en 5 kms, 48:12 en 10 kms y 1:43 en 20 kms, en un circuíto que además no es ni llano ni na. Mi curiosidad nunca será resuelta porque los "mojones" de cemento ya no están y si que han puesto unas señales verticales, pero en otros sitios, lo cual confirma mi hipotesis de que aquello se midió de aquella manera.
Ni el tiempo ni las sensaciones físicas han sido buenas, pero me ha dado alegría volver a rodar por allí.
Por supuesto, para acabar, aprovechar para beber en la fuente de la Alhaja, donde hace muchos años que pone que no es potable pero la gente sigue bebiendo. Si no escribo en unos días mas, puede que sea víctima de una gastroenteritis por beber ese agua, pero no creo.
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