Vuelvo a levantar el tema discutido por grandes filósofos del deporte y que debería ser objeto de tesis universitaria: Si está lloviendo a mares ¿es mejor entrenar o quedarte en casita?
Los partidarios de "ese día que entrenas se lo ganas a los que no lo hacen" siempre se han enfrentado a los partidarios de "los días que pases resfriado, te los gana el que se quedó en casita". Por supuesto, el sondeo geográfico decanta que la zona norte añade "y si no, ¿cuando entreno? si está todo el día lloviendo".
Yo añado un nuevo punto de vista a la discusión y es que hay que añadir factores externos a ese entreno. Ayer me hice 16 kilometrillos de nada bajo una manta de agua con viento. Con gorra, chubasquero, gafas transparentes, bragas al cuello y triple capa debajo, lo que se dice abrigadito total. No tuve ningún problema en el entreno y eso que toda, repito toda, la ropa la tenía empapada. Pues bien, tengo 20 minutos para ducharme en jefatura antes de entrar a trabajar y... no funciona el calentador otra vez!!!!
Me acordé de mucha gente pero no me sirvió de nada y, como no iba a pasearme en toalla por la jefatura buscando a alguien que cambiara la bombona de butano, pues tuve que afrontar el frío o patrullar echando peste.
Me he puesto malísimo con dolor de garganta, conato de fiebre y gastroenteritis. Si no fuera porque soy un inconsciente obsesionado con que el entrenamiento sirve para algo, me uniría al grupo segundo.
¿Has probado a irte al gym y marchar en cinta para no perder el día de entreno?
ResponderEliminarEs que eres muy exagerado!!!
Para colmo se me ha roto el calentador de agua en casa.
ResponderEliminarCorrer en una cinta es una experiencia horripilante. Prefiero agua y frio que te preparan psicológicamente para las adversidades.