Que haya gente que sea capaz de gastarse un dineral en comprarse un perro porque sea de tal raza siempre me ha parecido una de las burradas más grandes que he visto. Algunos llevan su obsesión al máximo cuando incluso piden un préstamo para comprarse el perrito que, en el caso de los bulldogs francés de moda, es incluso horroroso de feo. La única ventaja que les veo es que, por haberles costado lo que les ha costado, igual les costará deshacerse de ellos por muy mal que les vayan las cosas y, en el peor de los casos, intentarán revenderlo para amortizar algo su "inversión", por llamarla así, pero es dificil que se abandone salvo que tenga una de estas enfermedades chungas que cuestan un dineral.
Antes llegaban los veranos y la gente se deshacía de los perros y gatos que habían adquirido de alguna forma cotidiana de cachorros y que molestaban para el veraneo en la playa. Recuerdo las campañas de "el nunca lo haría" e incluso he visto a los perros de la protectora que protagonizaban esa campaña con sus caras tristes y deseoso de que les acariciaras cuando te acercabas. Ahora la crisis ha vuelto a esa época y las protectoras ya no dan más de si, además con la losa de que les recortan las subvenciones para mantener a más animales.
El caso de esta mañana ha sido triste, tanto que ni me he querido acercar y lo he dejado en manos de la compañera que primero llegó. Había un perro con collar suelto que estaba junto a otro muerto y no dejaba que se acercasen a el. Estaba junto a su compañero de "fatigas", con el que compartía el abandono. No había manera de acercarse a el ni al cadaver y solo se podía mantener las distancias. Al final llegaron los servicios de Canes y, ante la imposibilidad de capturar al perro vivo, cogieron al muerto y lo pusieron en la furgoneta. El otro siguió a su compañero entre ladridos y se introdujo el solo en la furgoneta para acompañarlo. No se si sería consciente de que su amigo ya no ladraría más, pero no quería separarse de el. Sentimientos como estos son difíciles de ver entre humanos y ellos han sido las víctimas de esa falta de sentimientos hacía sus animales de compañía, por los que supuestamente algún día sintieron algo.
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