lunes, 2 de junio de 2014

O-Cronicas de un cateto en Moscu: Dia 1

Cada uno que saque sus propias conclusiones. Tengo el grado B2 en ruso por la escuela de idiomas de Málaga (aunque aun no me haya llegado el título) y el B1 por la universidad rusa de Udmurtia (que aunque no os suene el nombre tiene prestigio). En estos 5 años se me ha ido olvidando algo el idioma, pero creía que estaba suficientemente preparado para afrontar este viaje. Cuanto me equivoco. 
Esta mañana cogí el vuelo Málaga-Moscú con Aeroflot. Disfrutando como un niño con mínimas tonterias al montarme en el avión y ver como las azafatas te saludan en ruso, los carteles del avión están en ruso, las revistas están en ruso... hasta que llega el momento en que una señora me dice algo que no entiendo. Le digo que hablo muy poco ruso y que esa es la fila 16 y que es mi asiento. Un ruso que estaba al lado si la entiende: que si puedo subirle la maleta que pesa mucho. Primer palo.
Empiezan a repartir bebidas. La azafata me dice algo que no entiendo porque habla a la velocidad de la luz. Le digo "vadá", que es agua y me pregunta "sok?" que es zumo. Aqui ya no fallo yo solo.
Para la comida otro tanto igual y el azafato me lo dice en ingles porque era carne y otra cosa que no entendí. Digo que si a "chicken" porque no me acuerdo como es pollo en ruso. Comida aceptable.
Las 5 horas de vuelo las aprovecho para repasar algo mi guía de conversación en ruso (que por cierto te pregunta sobre el cambio en pesetas, así que imaginaros cuantos años tiene) y mi presentación, que la llevo regular por los nervios.
Y llega el momento deseado: piso tierra rusa por primera vez en mi vida. Lo más cerca que había estado fue en 2007 cuando sobrevolé Moscú viniendo de Australia. Paso mi control de inmigración tras entregar el formulario oportuno en el cual me he dado la vacilada de escribir el nombre del hotel en ruso. En la aduana un policía me pregunta de donde vengo pues parece que soy el único con pinta de no ruso. Al decirle que "ispanets" me deja pasar.
Entre los que reciben a la gente en el aeropuerto no veo mi nombre, así que creo que el congreso no va a tener detalles con los foraneos. Esquivo a una nube de presuntos "taxistas oficiales" que van con un cartelito al cuello y van a la caza y captura del guiri despistao con maleta grande.
Localizo el cajero en el aeropuerto y me dispongo a sacar dinero. Voy a lo facil y como me da la opción de ingles, pues la elijo. Da igual, porque hay frases que salen en ingles y otras, las más importantes, en ruso. Por descarte (mas bien por suerte) elijo la opción para sacar dinero entre 7 opciones.
Para sacar el billete del aeroexpress, tengo que deducir cual de las dos ranuras es la que acepta billetes, porque creo que ponía cheque. Otro pasito mas, aunque han subido el precio de 320 a 400 rublos. Subo al tren que me dejará en la estación de tren "Bielorruskaya" y de ahí engancharé con el famoso metro. Tengo memorizado el mapa, así que voy directo como cualquier ruso integrado dando el pego. Llego a la máquina de los billetes y busco como sacar el bono ese de 15 viajes. Mi gozo en un pozo porque allí solo pone que si quiero un billete sencillo o doble, así que tras trastear un rato la máquina me resigno y saco un billete individual por 40 rublos (algo menos de 1 euro).
Tengo la ruta memorizada y solo tengo que elegir las líneas. Cuando llego a la línea 1, el tren da miedo por el ruído que hace. Es una chatarra andante, pero funciona y me lleva al hotel. Ya entiendo aquello que me contó Miguel cuando llegó al metro de Moscú con su plano y se encontró que estaba todo en ruso. Para mi ha sido facil pues se trata solo de leer los nombres de las estaciones en cirílico, pero para la gente comprendo que puede ser muy complicado.
Mi hotel es el Yunost, que está a unos 400 metros del estadio Luzhniki. Lo elegí por eso, para irme a entrenar vete a saber cuando. La recepcionista era una mujer mayor que solo habla ruso en dos versiones, rápido y lento. Entiendo bien la versión segunda y me entero de todo lo que me hace falta. Resulta que la llave de mi habitación la tiene otra recepcionista que está en la quinta planta, aunque mi habitación esté en la cuarta. El pasillo es como el del hotel del resplandor y todas las puertas tienen llave electrónica menos la mía que tiene una del año catapún. Al entrar en la habitación comprendo lo de la llave: es para no desentonar con el resto de la habitación. Intento hacer fotos de la habitación para que mi mujer se ría a mi costa por cutre, pero es tan pequeña que no consigo encontrar el ángulo para hacerla. Sobre el cuarto de baño... sin palabras.
Decido dar un paseo para soltar las piernas y mi primer objetivo es el Luzhniki. Esta vallado y solo tiene algunas puertas. Como no se si se puede entrar o no, espero a ver que hace la gente hasta que veo que no hay problema en entrar. Me encuentro el pebetero olímpico y a Misha, pero no me puedo hacer una foto con el. Es lo que tiene viajar solo. Llego al Moskova: espectacular la imagen del río con la universidad Lomonosov al fondo. Tienen una pista de salto de trampolín al lado del río. Hay muchos patinadores de velocidad y mucha gente paseando a pesar de ser las 21 horas locales.

El Luzhniki está de obras. Han echado abajo las gradas y los camiones se turnan para sacar escombros. Veo el cartel del hotel donde me quería alojar dentro del estadio. Ahora comprendo porque no tenían habitaciones disponibles.
La cena mas o menos la solvento en el restaurante del hotel. Pido algo casi al azar, comida china y la palabra cerdo porque el resto no lo entiendo. Me toca algo aceptable. Las camareras son jóvenes y sosas. Al menos me hago entender. Lo mejor es cuando le pido algo de beber pero que no se el nombre en ruso, es con sabor a naranja y se parece a la cocacola. Quedo por el suelo cuando me dice "fanta?".
Ya de vuelta a la habitación le echo un vistazo a los canales rusos. Salvo el RuTV de videos musicales, el resto da pena. Son casi todos los canales que tengo en casa con el hotbird. Voy a adaptarme al horario ruso y acostarme a las 0 horas de aquí para mañana intentar hacerme una vuelta o dos al Luzhniki a primera hora antes del congreso.

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