miércoles, 17 de julio de 2013

O-Lo que el ojo no ve

Mi trabajo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Estar todo el día en boca de mucha gente que te llama de todo y que el 99% no es bueno es lo más desagradable. Sobre mi se dicen muchas cosas malas, simplemente por el hecho de trabajar, llegando incluso a inventarse barbaridades con tal de desprestigiarme. Se ha llegado incluso a implicarme en algunas actuaciones cuando me encontraba de competición por ahí, así que me puedo creer cualquier cosa sobre mi mala fama.
Pero lo de esta mañana será algo que pasará desapercibido para casi todos, excepto quizás para los protagonistas directos e indirectos. Son cosas que te afectan en lo emocional pero en lo cual no has de fallar pues te juegas mucho, aunque quizás la palabra jugar no se puede usar en estos temas.
Llamada por riña familiar. Ante esto te puedes encontrar cualquier cosa, desde una discusión en voz alta hasta una pelea con heridos por arma blanca. Llegamos a la casa y nos encontramos con una niña de 14 años chillando, llorando, que nos rehuye y que, según nos manifiesta su madre, ha intentado suicidarse dos veces, casi consiguiéndolo la última vez. ¿Que hacemos?
Los primeros intentos de calmarla fueron infructuosos. Es muy duro ver a una chica que te esta repitiendo una y otra vez que la dejemos en paz, que se quiere morir porque no hace feliz a nadie. Viendo que el novio y la madre la ponían mas nerviosa, les "ofrecí" que se marcharan para mantener una conversación con ella.
Durante una hora, estuvimos hablando, hasta conseguir que se calmara y hasta que volviera a sonreir. La mayoría del contenido me lo guardo por privacidad suya al ser menor, pero te das cuenta de todo lo que hay detrás y como para una adolescente se puede hacer un mundo la vida: un hogar desestructurado, una muerte de un familiar querido, drogas desde los 11 años, la maldad de otros adolescentes, etc.
Ante una situación así, el primer movimiento nos ha sido favorable, pero nunca se sabe cuando puede acabar la partida y eso es lo peligroso. Lo único que he podido ofrecerle es que si tiene problemas que vaya a buscarme a jefatura si quiere hablar, que no es mucho, pero es algo.
Para mi no ha sido una hora perdida, sino muy bien empleada. Con esto no busco vuestra palmadita en la espalda, pero llevo dándole vueltas todo el día al asunto y me ha parecido bien exponerlo ya que estas cosas pasan a nuestro alrededor, a gente conocida, y no nos damos cuenta de lo que hay y después nos extrañamos de las cosas que suceden.

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